"Defendemos el arte como ingenio inteligente que nos enseña a vivir jugando, a conseguir la libertad. Inteligente, hemos dicho bien, pues el arte debe ser el cauce de la rebelión de la inteligencia que quiere dejar de ser seria para huir de la servidumbre de la lógica, del sentido común. la inteligencia al hacerse ingeniosa se vuelve lista. Decía Sartre que cuando se es serio el objeto domina al sujeto.
El serio no tiene conciencia de su libertad; el hombre que juega es libre. El jugador establece las reglas del juego, se libera de las leyes, esfuma la pesadumbre del tiempo."